Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1860-1861 (Cortes de 1858 a 1863)
Sesión: 13 de marzo de 1861
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: n.º 116, 1.972, 1.973
Tema: Asuntos de Italia

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra para una rectificación y para una alusión personal.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V.S.

El Sr. SAGASTA: Es muy singular, Sres. Diputados, el modo de argüir del S. Romero Ortiz: yo deseo ardientemente, dice S.S., la independencia y la libertad de Italia; yo deseo ardientemente la unión ibérica; pero esto no obsta para que yo apruebe la conducta del Gobierno, que se ha opuesto todo lo que ha sido posible, hasta donde le ha sido posible y en la manera que le ha sido posible, a la libertad e independencia de Italia, que es opuesta hasta donde al Gobierno le ha sido posible y en la manera que le ha sido posible a un principio que mañana puede instituir la nacionalidad ibérica, de la manera única que yo dije que era posible, conveniente y digna, a saber: por la espontánea voluntad de uno y otro país. El Sr. Romero Ortiz en su discurso no ha hecho más que fotografiar la unión liberal: querer y no querer hacer una cosa, y aprobar la contraria.

S.S. me ha supuesto una equivocación al creer que yo había querido aquí acusar a nuestros dignísimos marinos suponiéndoles espías de Nápoles, y diciendo que nuestros buques hacían señales a los sitiados de Gaeta respecto de la posición que ocupaban los sitiadores. Yo no he dicho eso; es necesario que aquí queden las cosas bien sentadas. Yo lo único que dije fue que por la pertinacia de nuestro representante cerca, del que ha sido Rey de Nápoles en permanecer a su lado, y por su insistencia en distinguirse de todos los representantes de las demás potencias que no eran agentes del Austria, había dado lugar a esa y a otras muchas acusaciones. Pero yo nunca podía creer que nuestros marinos fueran a hacer un papel tan fuera de su lugar. Dije que era lastima, que era una torpeza insigne, que, se pudiera dar lugar a creer que nuestros marinos, que valen mucho, sólo servían para desempeñar un papel tan bajo .

Lo que sí dije, y hasta ahora no se ha desmentido, es [1.972] que nuestros buques hacían el contrabando de despachos diplomáticos; que nuestros buques, que se decía no llevaban más correspondencia que la de nuestro embajador, llevaban correspondencia para los representantes de otras naciones, siendo así que la plaza estaba bloqueada, y ese cargo aún no ha sido desvanecido. Eso es lo que yo dije, lo que hasta ahora no ha sido desmentido, y lo que creo no podrá desmentirse por el Gobierno: y si esa es neutralidad, lo será para el Sr. Romero Ortiz, lo cual no lo extraño desde que antes ha sentado una cosa y luego viene a sacar consecuencias contrarias.

También S.S. me ha supuesto otra equivocación; que yo me había ocupado de la cuestión de Italia mirándolo sólo bajo el punto de vista de los intereses de aquel país. Esto no bastaba; todo lo que sea para él conveniente, todo lo que sea para él digno, todo lo que para él sea noble, lo defenderé yo. Pero además hay otra razón, y es la conveniencia que resulta para España, la conveniencia que resulta para el sistema representativo que aquí tenemos, la de procurar el planteamiento de este sistema allí donde no exista, y la de fortificarle donde se encuentre establecido.

Por lo demás, la neutralidad que eI Sr. Romero Ortiz ve, no la puede ver nadie que considere la cuestión con absoluta imparcialidad; y esa neutralidad que S. S. ha sentado es la más indigna que puede tener una nación, la de la impotencia. Voy hasta donde puedo ir; no me es posible ir más allá ....

El Sr. SAGASTA: He concluido Sr. Presidente.



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